Descubriendo La Puna y su interés astrobiológico

Ojos de Campo, salar de Antofalla, en la Puna argentina. ©Daniel Carrizo

Un equipo científico del Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) ha viajado hasta la Puna argentina para estudiar algunos de sus ambientes extremos desde un punto de vista astrobiológico. La campaña se ha realizado en colaboración con investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET).

En el área central de la cordillera de los Andes encontramos una región altiplánica conocida como La Puna y que abarca territorios del norte de Argentina, oeste de Bolivia, norte de Chile y centro y sur de Perú. En la zona argentina encontramos diferentes ambientes extremos, como por ejemplo el Salar de Antofalla, un gran ‘desierto de sal’ de más de 150 Km de longitud que está prácticamente deshabitado; o el Volcán Galán, la caldera volcánica más grande del mundo (su boca mide 45 km de norte a sur y 24 de este a oeste) y cuyas paredes alcanzan los 5 km de altitud. 

A estos ambientes extremos se desplazó hace unas semanas un equipo científico formado por el investigador del Centro de Astrobiología Daniel Carrizo y varios investigadores del Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (LIMLA) del CONICET argentino, con el objetivo de estudiarlos desde un punto de vista astrobiológico. 

“Los lugares muestreados están ubicados entre los 3.000 y 4.500 metros sobre el nivel del mar, por lo tanto, además de tener una gran exposición a la radiación ultra violeta, se caracterizan por ser hipersalinos, con alto contenido en elementos tóxicos (como arsénico), grandes variaciones de temperatura y poca presión de oxígeno”, explica Carrizo.

Una vez en el laboratorio, el equipo del CAB, liderado por Carrizo y del que forman parte las investigadoras Olga Prieto-Ballesteros, Laura Sánchez-García y Victoria Muñoz-Iglesias, hará una caracterización tanto biogeoquímica como mineralógica; mientras que el grupo argentino, liderado por María Eugenia Farías, se encargará del análisis metagenómico de las comunidades de microorganismos. Los primeros resultados se empezarán a obtener en 6 meses aproximadamente. 

“Hasta ahora esta zona solo había sido investigada desde un punto de vista microbiológico”, comenta Daniel Carrizo, que recuerda que en 2009 se informó de la presencia de microbialitos (estructuras microbianas asociadas a la precipitación de minerales) que no se habían encontrado antes en este tipo de ambientes. “Por ello, la Puna despierta un gran interés para la astrobiología, por servir de ejemplo para entender el origen de la vida y de análogo terrestre del Marte antiguo”, concluye.

Fuente: UCC-CAB

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