El leitmotiv de nuestro Centro de Astrobiología es llegar a comprender cómo se originó y cómo evolucionó la vida, partiendo de las condiciones de contorno dadas por la evolución del Universo desde el Big Bang hasta la formación del Sistema Solar, y de nuestro conocimiento del ambiente en la Tierra en los últimos 3000 millones de años.
Los avances en Astrofísica de las últimas décadas nos han mostrado cómo la línea evolutiva del Universo genera de manera natural gran cantidad de planetas en torno a una importante fracción de las estrellas que hay en el Universo. Hasta la fecha hemos confirmado ya más de 1000 de esos exoplanetas; de hecho estamos asistiendo al nacimiento de una nueva ciencia: la exoplanetología. Pero como era de esperar, las condiciones ambientales en la mayoría de esos nuevos mundos difieren notablemente de las que tenemos en la Tierra.
Los exoplanetólogos han definido lo que denominan la Zona de Habitabilidad de una estrella como aquellas órbitas en las que un planeta rocoso podría estar a la temperatura adecuada para albergar agua líquida y atmósferas gaseosas. Pero incluso los exoplanetas que se encuentren en esta Zona de Habitabilidad mostrarán necesariamente grandes variaciones en sus propiedades físico-químicas.
La pregunta que surge de manera inmediata es: ¿Podría la vida desarrollarse en entornos muy diferentes a los terrestres? Con el objetivo de responder a esta pregunta se comenzó hace ya muchos años con la búsqueda de seres vivos en entornos extremos, en los que a priori no debería haber sobrevivido nada. La sorpresa fue encontrar que incluso en los entornos más extremos la vida había logrado adaptarse y evolucionar.
En este número de la revista Zoé revisaremos los principales avances en este campo de la extremofilia, que nos muestra la capacidad de adaptación de los procesos biológicos una vez se ponen en marcha. Lo que estos resultados nos han dejado claro es que si la vida surgió también fuera de la Tierra, debería ser un fenómeno muy frecuente que encontráramos en ambientes muy diversos. Tan solo tenemos que buscarla, y en eso estamos.
Miguel Mas Hesse – Director del Centro de Astrobiología