Un equipo internacional de astrofísicos en el que participan tres investigadores del Centro de Astrobiología (CAB), CSIC-INTA, publica hoy el descubrimiento de dos planetas posiblemente rocosos en la zona de habitabilidad de la estrella GJ 1002, una enana roja situada a tan solo 16 años-luz de distancia del Sistema Solar.
Los planetas rocosos como la Tierra son la norma, y no la excepción, en la Galaxia. “La naturaleza se empeña en demostrarnos que los planetas terrestres son muy habituales”, explica Alejandro Suárez Mascareño, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias, y autor principal del estudio publicado en “Astronomy & Astrophysics” en el se descubren dos planetas con masas muy parecidas a la de nuestro planeta Tierra y en la zona de habitabilidad de su estrella. GJ 1002 b y c, nombres con los que se conocen a los dos planetas, tendrían una temperatura apta para la presencia de agua líquida en su superficie.
El nuevo sistema planetario GJ 1002 se añade a la creciente lista de la familia de planetas telúricos próximos a nosotros que hasta la fecha suman un total de siete, incluyendo los dos reportados hoy. GJ 1002 b y c tienen órbitas de 10,3 y 21,2 días, “muy cortas porque su estrella principal tiene apenas el 12 % de la masa de nuestro Sol”, asegura María Rosa Zapatero Osorio, del Centro de Astrobiología (CAB), CSIC-INTA, y coautora del trabajo. El descubrimiento ha requerido varios años de observaciones continuas y ha sido posible con más de un centenar de medidas precisas del bamboleo de esta pequeña estrella realizadas con los instrumentos CARMENES y ESPRESSO situados en los Observatorios de Calar Alto (Almería, España) y Cerro Paranal (Chile, Observatorio Europeo Austral). Los esfuerzos de dos consorcios internacionales del mismo nombre que los instrumentos, y en los que España participa de manera muy activa, han sido necesarios para caracterizar a los dos nuevos planetas “terrestres”. “Ambos podrían ser habitables” comenta Jorge Lillo-Box, del CAB, y coautor del trabajo.
La instrumentación astronómica ahora en diseño y construcción para la próxima generación de telescopios de gran tamaño, como el “Extremely Large Telescope” europeo (ELT por sus siglas en inglés) situado en Cerro Chajnantor en Chile, será clave para estudiar la composición química de las atmósferas de los planetas rocosos como GJ 1002 b y c, y concluir si albergan vida como la que conocemos en la Tierra pero localizada a años luz de distancia.