En las estrellas de secuencia principal, los excesos fotométricos en el infrarrojo atribuidos a la presencia de polvo circunestelar en los discos conocidos como debris o escombro, ha sido la única prueba empírica indirecta de la existencia de cuerpos menores durante más de 40 años. No fue hasta 1987 cuando se encontró la primera evidencia de la presencia de exocometas en el entorno de la estrella β Pictoris, al detectarse absorciones variables no fotosféricas superpuestas a las líneas estelares de Ca ii. Desde entonces, el número de estrellas conocidas con absorciones tipo exocometario ha crecido lentamente, hasta llegar a 20 estrellas con detecciones, todas ellas de tipo A. El crecimiento del campo exoplanetario, y la posible relevancia de los cuerpos menores en la configuración, composición y arquitectura de los sistemas planetarios, han vuelto a llamar la atención de la comunidad científica hacia el estudio de cuerpos pequeños alrededor de estrellas distintas al Sol. Además, recientemente se han publicado las primeras detecciones de cuerpos exocometarios en curvas de luz fotométrica a partir de datos tomados por misiones de búsqueda de exoplanetas como Kepler y TESS. Las detecciones en fotometría utilizando las curvas de luz de estos observatorios espaciales, además de proporcionar una nueva metodología, han demostrado que los exocometas están presentes alrededor de estrellas de diferentes tipos espectrales en la secuencia principal.
En esta tesis se lleva a cabo el primer estudio espectroscópico sistemático cuyo objetivo es el de detectar actividad exocometaria alrededor de estrellas de secuencia principal. Los objetivos principales son, primero, agrandar la muestra de estrellas conocidas con exocometas; y segundo, determinar las posibles características ambientales de los sistemas exocometarios que podrían ayudar a comprenderlos y detectarlos.