Figura: finalistas del concurso ‘La Patata Marciana’. Arriba, de izq. a dcha., Silvia Mañas (cat. amateur), Gonzalo Parada (cat. profesional), Kiko Martins (cat. profesional), Irma Lorena Asprilla (cat. amateur) y Celia Anali Cabrera (cat. amateur). Abajo, de izq. a dcha., Jesús Almagro (cat. profesional), Alberto García (cat. profesional) y Alberto Estrada (cat. amateur). ©CAB
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Tras una intensa jornada en la que los ocho finalistas del certamen, cuatro profesionales y cuatro amateurs, cocinaron sus recetas, se alzaron con la victoria del concurso Kiko Martins, en la categoría profesional, y Silvia Mañas en la amateur. El restaurante La Zarola, de Zaragoza, fue el espacio elegido para la celebración de esta gran final organizada por el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) y la Fundación Albireo Cultura Científica.
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Pasaban pocos minutos de las once de la mañana cuando los ocho finalistas de ‘La Patata Marciana’ comenzaban a elaborar con esmero sus recetas. En todas ellas no faltó, como no podía ser de otra manera, el ingrediente estrella del concurso: la patata. Estas ocho recetas finalistas fueron escogidas de entre todas las que se presentaron en la primera fase del concurso y se seleccionaron para esta gran final por sus características gastronómicas y científicas.
Tras casi dos horas cocinando, ante la atenta mirada de los jueces del concurso, quienes pudieron hacer diversas preguntas a los participantes durante el cocinado, se alzaron con la victoria el chef Kiko Martins con su plato ‘¡Uno, dos, tres, … Marte!’, en la categoría profesional y Silvia Mañas con su receta ‘Patata marteña’ en la categoría amateur. La receta del chef Kiko (así se le conoce en el mundo de la cocina) se caracterizó por el uso de ingredientes previamente deshidratas y triturados, ya que así “es como se consumirían en Marte”, comenta. “El resultado ha sido una receta equilibrada en nutrientes, y que puede ser utilizada como snack o comida completa y sabrosa”, explica. Por su parte, Silvia Mañas se hizo con el primer puesto en la categoría amateur gracias a un plato “que podría formar parte de la gastronomía de una futura base en Marte por su sencillez, poco coste económico, fácil preparación y buen sabor”, comenta esta joven de tan solo 15 años.
Ambos ganadores se enfrentaron a esta gran final acompañados de otros seis finalistas venidos de diferentes países (España, Perú, Portugal y Colombia). Los finalistas de la categoría amateur, junto a la vencedora Silvia Mañas, fueron Alberto Estrada, ingeniero que trabaja en instrumentación en astrofísica en Madrid; Irma Lorena Asprilla, técnico profesional en Salud Ocupacional en Santiago de Cali (Colombia) y Celia Anali Cabrera, entrenadora titulada en voleibol internacional de la COPEV en Lima (Perú). Mientras que el grupo de finalistas profesionales estuvo compuesto por Jesús Almagro, chef empresario Premio Nacional a la Innovación Hostelera en 2015; Alberto García, cocinero profesional; y Gonzalo Parada, chef freelance y experto en cocina ‘sous vide’; además del ganador Kiko Martins.
Por su parte, el jurado estuvo compuesto por un equipo ‘gastronómico’ y otro científico. El primero lo conformaron Diego Millán y Ramces González, del restaurante CanCook; y Marisa Barberán y David Pérez, del restaurante La Prensa. Ambos restaurantes (ubicados en Zaragoza) tienen una estrella Michelin. El jurado ‘científico’ lo formaron Ana Isabel Elduque, catedrática de Química de la Universidad de Zaragoza; Armando Azúa y Eduardo González Pastor, investigadores del Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA); y Miguel Mas, director del CAB.
«Como novedad frente a otros concursos, en este caso hemos valorado tanto las características gastronómicas de las recetas como su viabilidad en el entorno de una base marciana, considerando su sencillez, bajo consumo de energía, poca generación de residuos…», explica Miguel Mas. Palabras con las que coinciden Armando Azúa y Eduardo González Pastor.
Para el primero, «el concurso ha sido un ejercicio intelectual interesante respecto a qué consideraciones se deberán tener para alimentar a los astronautas en un potencial viaje a Marte y en una futura colonia en el planeta rojo». Además, destaca Azúa, «esto que ahora parece ciencia ficción en una década o más será un problema real a enfrentar, por lo que poner estos temas sobre la mesa (literalmente) es muy relevante».
«Gran parte de los concursantes han considerado diversos aspectos limitantes para cocinar en Marte, como la posible dificultad de obtener agua purificada, reducir el gasto energético en la cocción, la desecación de algunos alimentos para evitar peso excesivo en las naves o incluso el cultivo de otras verduras resistentes a las condiciones marcianas. Pero además de estas consideraciones técnicas, algunos participantes han abordado aspectos psicológicos, destacando que los astronautas y colonos de Marte podrían mejorar sustancialmente su estado de ánimo preparando ellos mismos recetas interesantes y sabrosas, y no simplemente consumiendo ‘comida rápida espacial'», comenta otro de los jueces científicos, el investigador del CAB Eduardo González Pastor.
Sobre ‘La Patata Marciana‘El concurso ‘La Patata Marciana’ es un concurso de cocina organizado por el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) y la Fundación Albireo Cultura Científica en combinación con el Centro Internacional de la Papa (CIP) y la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Perú. Cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Fundación Cotec y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), además de la revista Muy Interesante como media partner.
«Con este concurso hemos conseguido que sectores de la sociedad que tradicionalmente tienen poca relación con el mundo de la exploración espacial hayan dedicado un tiempo a pensar en cómo serán las condiciones de los astronautas en una futura base marciana, la dificultad de cultivar y cocinar alimentos fuera de la Tierra,y la importancia de la investigación en este campo», comenta Miguel Mas, director del Centro de Astrobiología.
Fuente: UCC-CAB
Fecha: 2019-02-26