Figura: imagen del sitio de playa más septentrional 3 días después de la lluvia caída en 2015 en Atacama. ©David Wettergreen.– – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –
Un equipo científico internacional, liderado por el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) y con participación de la NASA y el SETI Institute, ha estudiado las consecuencias que tuvieron para los microorganismos del desierto de Atacama las abundantes lluvias que se registraron en esta zona en 2015. Si alguna vez existieron, los últimos microorganismos activos del Marte Temprano pudieron haberse desarrollado de manera similar a los de Atacama: reactivándose tras un evento de lluvias infrecuente y especialmente copioso.– – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –
El desierto de Atacama (Chile), el más antiguo y seco de la Tierra, registra precipitaciones significativas (más de 2mm) a penas una vez cada diez años. Este hecho, unido a las fluctuaciones térmicas que se dan entre las temperaturas diurnas y las nocturnas, la intensa radiación ultravioleta que llega a su superficie y la presencia en suelos de compuestos inorgánicos, tales como percloratos, convierten a este desierto en uno de los análogos terrestres de Marte más relevantes.
Sin embargo, es posible que ocurran fenómenos esporádicos de lluvia, como el que se dio en marzo de 2015, cuando se registraron datos de entre 40 y 90mm de precipitación acumulada. Entonces, los científicos recogieron numerosas muestras que se están analizando aún hoy y de la que se están extrayendo numerosas e interesantes conclusiones. Así, un nuevo estudio, liderado por investigadores del Centro de Astrobiología y publicado en Frontiers in Microbiology, muestra que tras este episodio de intensas lluvias, hubo microorganismos que sobrevivieron al aumento de las condiciones de humedad, pero también hubo algunos que «no solo resistieron estas nuevas condiciones creadas, sino que aprovecharon el incremento de la humedad para activar su metabolismo celular y, por tanto, su desarrollo», comenta Miguel Ángel Fernández-Martínez, investigador del CAB y autor principal del estudio.
En concreto, el equipo científico recogió las muestras analizadas tan solo 3 días después del episodio y ha estudiado su efecto sobre las comunidades de microorganismos del suelo y el subsuelo de zonas de playas y abanicos aluviales.
Una de las técnicas utilizadas para analizar las muestras ha sido la llevada a cabo por el LDChip (Life Detector o detector de vida), un inmunosensor basado en anticuerpos acoplado al instrumento SOLID (Signs Of Life Detector o detector de signos de vida), ambos desarrollados en el Centro de Astrobiología.
Fuente: UCC-CAB
Fecha: 2019-08-14