El estudio de un planeta como Marte, y su respectiva comparación con otros planetas rocosos, y en especial, con la Tierra, puede ser de gran ayuda para aumentar nuestro conocimiento sobre los planetas de este tipo y, por consiguiente, sus capacidades para albergar vida. El flujo térmico es un buen indicador de la geodinámica de un planeta, y es un parámetro fundamental para comprender la evolución térmica y, en general, la evolución interna de un cuerpo planetario. Dicho indicador, depende de la abundancia y distribución de los elementos productores de calor de la corteza y el manto, y del estado térmico del interior del planeta y su capacidad de disipar el calor. Es esencial, por tanto, obtener modelos de flujo térmico globales para caracterizar geográficamente esas variaciones en todo el planeta; y que estos, nos ayuden a su vez a identificar variaciones en la distribución del agua subterránea, el hielo y los clatratos, o procesos como la fusión subsuperficial y la circulación de fluidos.
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