Estudiar los procesos de aumento de la complejidad molecular a partir de moléculas muy sencillas y su posterior evolución química es clave para entender los mecanismos que pudieron conducir a la aparición de la vida en la Tierra. Desde un punto de vista químico, el origen de la vida es un gigantesco problema de retrosíntesis. Partiendo de estas ideas, en el Laboratorio de Química Prebiótica sintetizamos mezclas orgánicas complejas, principalmente, a partir de gases y disoluciones acuosas salinas. A su vez, también generamos sistemas macromoleculares por activación térmica de determinadas moléculas consideradas como prebióticas. En este tipo de experimentos se recrean posibles condiciones físico-químicas de la Tierra primitiva, pero también de otros entornos planetarios del Sistema Solar. Las moléculas clave en nuestros estudios sobre evolución química son el CH4, el HCN (y sus sales solubles e insolubles como el NaCN y el Azul de Prusia) y el tetrámero de esta última molécula, el diaminomaleonitrilo (DAMN). Las características de las mezclas orgánicas que se obtienen a partir de ellas son directamente dependientes de las condiciones de síntesis, las cuales favorecen la generación de unas moléculas frente a otras o la producción de sistemas macromoleculares insolubles frente a oligómeros solubles. En la gran mayoría de nuestros experimentos el agua juega un papel fundamental. En concreto, simulamos condiciones de sistemas hidrotermales y estudiamos el efecto de las interfases acuosas (aire-agua y hielo-agua líquida) ya que éstas modifican notablemente la naturaleza de los productos finales. Por otra parte, también realizamos estudios sobre la influencia de los minerales en este tipo de reacciones en disolución acuosa. De este modo, para comprender como fue/es posible generar una bioquímica primigenia, nuestra metodología se centra en: